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Pedro Chávarry finalmente renunció a ser fiscal de la Nación. Su salida era una necesidad y cada día se hacía más evidente.

El grosero intento de sacar de las investigaciones del caso “Lava Jato” a los fiscales Rafael Vela y José Domingo Pérez le costó un sinnúmero de protestas en todo el país. Frente a esta situación, los repuso, pero el claro intento de obstruir a la justicia y la evidencia de no luchar contra la corrupción demostraron que no estaba preparado para ser fiscal de la Nación.

Desde el Congreso de la República, a los grupos parlamentarios que lo cuestionaban se sumó a última hora el APRA. Tardíamente le quitó su respaldo porque el rechazo a Pedro Chávarry como fiscal de la Nación era un sentir popular.

Ahora, su renuncia al cargo de fiscal de la Nación es un avance, pero no soluciona la crisis que atraviesa el Ministerio Público. Es necesario que la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales le dé prioridad a las denuncias que se han presentado en su contra y que el pleno del Congreso finalmente decida apartarlo del cargo de fiscal supremo, que sigue ostentando.

Es necesario también que la población siga pendiente de la reforma del sistema de justicia y que continúe vigilante del actuar de los funcionarios que la representan. La población ya ha demostrado que sabe responder cuando se intenta vulnerar la democracia y la lucha contra la corrupción en nuestro país.