John C. Maxwell en su libro “Las 21 cualidades indispensables de un líder” hace un análisis muy rico de aquellos temas que envuelven a los seres humanos dotados del don del liderazgo. Señala algunas características importantes de ellos, dentro de las cuales encontramos: carácter, carisma, compromiso, confianza, comunicación, capacidad, valentía, discernimiento, concentración, generosidad, iniciativa, escucha, pasión, actitud positiva, resolución de problemas, relaciones, responsabilidad, seguridad, autodisciplina, servicio, visión y capacidad de aprender.
En general, las personas siguen naturalmente a líderes más fuertes que ellos mismos, a seres humanos que han reconocido y afinado sus cualidades y son verdaderas antorchas que iluminan la vida de los demás y los inspiran a seguir adelante, incluso en los desafíos más empinados. En el reino animal, el liderazgo es también un atributo que es claramente visible, reconocido y respetado. Muchos animales salvajes viven en grupos, en manadas, gobernadas por un líder único y, tal como sucede en nuestras sociedades modernas, estos líderes toman diferentes caminos para llegar al poder. En algunas especies, el líder es el animal que posee mayor conocimiento y experiencia de vida, el más fuerte, el más admirado por todos y en otras lo es la hembra más sabia o grande de la manada, como sucede con los elefantes africanos o los grupos de orcas, según un estudio del Parque Nacional Amboseli de Kenia.
Un recorrido por la historia humana y la de los hombres y mujeres que más influenciaron en su desarrollo, nos permite identificar, sin duda, muchas de las cualidades de liderazgo descritas por John Maxwell. Estos líderes indiscutibles, dirigieron a otros seres humanos, administraron naciones, planearon y organizaron visiones de futuro y compromiso con el desarrollo y bienestar de sus comunidades y ejemplos nos sobran. Estos personajes no solo lograron formar parte de la historia, sino que se convirtieron en referentes de otros seres humanos que los emulan. Los líderes actuales, sobre todo políticos, tienen el compromiso de mejorar la calidad de vida de otros seres humanos, y para ello, deben utilizar sus capacidades en un sinnúmero de situaciones que les permitan influenciar positivamente y dirigir los destinos de millones de personas de manera correcta. El liderazgo no se impone, se otorga, se concede. En el caso de los animales, otorgando el liderazgo al elegido, se juegan la supervivencia y por ello, como afirmó sabiamente Winston Churchill podemos concluir que “La principal diferencia entre los humanos y los animales, es que los animales nunca permitirían que los lidere el más estúpido de la manada”.