Como una completa burla han sido tomadas las recientes declaraciones del vicepresidente de Venezuela, Tareck el Aissami, quien -suelto de huesos y sin inmutarse- ha dicho que en su país existe “una política de salud humana y de calidad”. Quién podría creer semejante afirmación, cuando en ese país no hay medicinas y los últimos reportes dan cuenta del vertiginoso aumento de la tuberculosis, principalmente entre los grupos sociales más golpeados por la ruina económica a la que ha llevado Nicolás Maduro al país. La gente en el país llanero no tiene qué comer; como sabemos, esa es la causa más recurrente para la aparición de dicha enfermedad, que en el 2015 había registrado 21.9 casos por cada 100,000 habitantes y en el 2017 ha aumentado a 23.5 casos también por cada 100,000 ciudadanos. Sin embargo, allí no queda la tragedia. En los denominados Centros de Diagnóstico Integral (CDI) -que fungen de centros de salud al paso-, en realidad no se cuenta con los servicios básicos requeridos para un mínimo de atención ciudadana. El panorama es muy malo para este país insólitamente rico en petróleo; pues en el 2017, en el estado de Bolívar, se había identificado un rebrote de la difteria, la malaria y el sarampión, donde han proliferado las bacterias debido a la falta de vacunación. El espejo de la desgracia en asuntos de salud es el Hospital Periférico de Coche, ubicado al oeste de Caracas, en el que a los pacientes les piden llegar para su propia atención con las gasas, los antibióticos y otros medicamentos necesarios para el tratamiento médico. Se trata, entonces, de una completa mentira las mencionadas declaraciones; pues los centros de salud dependientes del Estado desfallecen cada día. La Federación Médica de Venezuela calcula que el déficit de insumos en los hospitales alcanza un 95%. Una realidad realmente alarmante. Se acumula en la crisis de salud en Venezuela el alto índice de negligencias médicas, colocando al sector en una situación de tragedia completa en el país llanero, que sigue su inexorable camino al abismo por un régimen inepto e inmoral.