Si la salud mental de los peruanos no estaba bien antes de que empiece la pandemia, hoy, después de casi un año de enclaustramiento y miedo constante a enfermarse y morir por el coronavirus, no hay que ser eruditos en la materia para saber que está peor. Al respecto la pregunta que cae de madura es qué hacen nuestros gobernantes para ayudar a la gran cantidad de peruanos sumidos en depresión, ansiedad, irritabilidad e insomnio, entre otros problemas psicológicos.
De acuerdo a estudios realizados antes de la pandemia por el Instituto Nacional de Salud Mental (INSM), el 20% de la población adulta y adulta mayor padecía de un trastorno mental, y el 20% de niños padecía de trastornos de conducta y de las emociones.
Hoy el COVID-19 lo que ha propiciado, aparte de la muerte de muchos peruanos, es que los que tenían mal su salud mental empeoren y ha generado nuevos casos. Como bien sabemos, los hospitales están dedicados casi íntegramente a atender a los contagiados por el COVID-19.
El Minsa a duras penas brinda apoyo psicosocial a través de la línea 113 opción 5. Creemos que hoy es fundamental que el Gobierno Central y los gobiernos regionales tomen más atención en la salud mental de los peruanos. Deben conformar equipos de psicólogos y psiquiatras que visiten los hogares de los peruanos para brindarles la ayuda necesaria, previa evaluación. A esta tarea podrían sumarse los medios de comunicación, orientando a las personas sobre lo que deben hacer para sobrellevar esta situación.