El sector conservador vio en Rafael López Aliaga la opción debida. Ante el enorme antivoto de Keiko Fujimori, luego de haber sido chamuscada por las investigaciones del caso Lava Jato y por el desastre político de su enorme mayoría congresal, López Aliaga se alzó como la chance para la derecha peruana.

Pero López Aliaga mostró lo que en realidad era, y su imagen se empezó a desinflar. Hasta nuestra derecha ahora ve que es riesgoso. Y ahí estaba Hernando de Soto. No se han plegado a él de modo monolítico, pero empezaron a mirar al veterano economista.

De Soto además tiene un apoyo que yo diría está muy cerca del centro, y que reposa sobre todo en cierto sector juvenil universitario. A algunos les recuerda a PPK en sus versiones pasadas electorales por ello, pero también porque es un candidato errático y no tiene un partido sólido.

Mientras tanto, Keiko Fujimori ha hecho campaña sin los altavoces de la crítica dura, sin recibir los ataques que los sectores izquierdistas, centristas, progresistas, e incluso antifujimoristas han concentrado esta vez de manera especial en López Aliaga.

Ahora los tres están en la semifinal de la derecha para ver quién pasa a la final, a la segunda vuelta. Sin embargo es probable también que dos de estos tres lleguen a la segunda vuelta. ¿Quién de los tres puede llegar?

Le veo menos chances a López Aliaga, que deja la sensación de que ya llegó a su techo y solo le queda el descenso.

De Soto tendría más opciones por no tener tanto antivoto, y porque puede cosechar votos de centro. Pero su poca llegada a los sectores C, D y E le ponen un límite.

Keiko Fujimori es la mejor candidata de los tres, la más sólida y la más experta en estas lides. No en vano ha llegado a dos segundas vueltas. Pero también da la impresión de tener un techo ya fijado. Tiene la experiencia, repito, pero esa misma experiencia también es vista como un riesgo en la segunda vuelta.