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A pocos días de las infortunadas declaraciones de la congresista Maritza García, que enmudeció al país al justificar los actos de agresión del hombre contra la mujer argumentando que esta lo saca de contexto, me preguntó una alta exfuncionaria del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables qué opinaba al respecto y le contesté lo siguiente: Pensé que ya había renunciado. Si revisas con detenimiento sus palabras, está claro que su vida doméstica primaria ha sido tremendamente machista. Aunque nos cueste aceptarlo, en pleno siglo XXI todavía subsisten sociedades en diversas partes del mundo con pensamiento retrógrado y errado sobre lo que debe entenderse por igualdad de género, un concepto lamentablemente ideologizado y politizado. En el alba de la civilización tuvimos una sociedad humana de hordas en la que prevaleció el matriarcado, es decir, donde la mujer fue el centro de la vida social; sin embargo, desde que el hombre se vuelve sedentario, descubre las bondades de la propiedad privada y se afianza el dominio social por la fuerza, la sociedad internacional se hizo patriarcal y en ese estadio lleva varios miles de años. Allí comenzó el gravísimo error, porque todavía hay quienes creen que el mundo patriarcal justifica la violencia machista. La violencia contra la mujer no puede sostenerla ninguna teoría, enfoque o corriente de pensamiento. Es detestable in extremis, pero existe y debe ser castigada con firmeza. Cuando la madre andina sirve primero al esposo y de paso lo premia con la mejor presa, es machista. ¿Cómo cambiarlo? Con educación. La congresista García no tuvo más salida que renunciar a la presidencia de la Comisión de la Mujer y Familia, porque sus palabras, más allá de configurar un error político, dizque sin querer queriendo, salieron de lo más profundo de su ser machista. Paremos la violencia invirtiendo en EDUCACIÓN, que es tan trascendente como saber que los pueblos bárbaros (visigodos, ostrogodos, hérulos, hunos y vándalos), al inicio de la Edad Media, legaron al mundo el respeto a la mujer.