Desde los tiempos de la campaña electoral los peruanos teníamos muy en claro que el presidente Pedro Castillo desconocía los más elementales conceptos del quehacer económico. Lo vimos a través de la que quizá haya sido la única entrevista que el hoy mandatario dio a un medio desde que saltó a la política. Aun así, la mayoría voto por él, lo que hace que hoy las consecuencias las estemos pagando todos, especialmente los más pobres que ven al dólar por las nubes y los precios en los mercados al alza.

Gran parte del problema de estos días pudo ser paliado sosteniendo una reunión con el presidente del Banco Central de Reserva (BCR), Julio Velarde, sin embargo, el jefe del Estado, en una actitud irresponsable y que atenta directamente contra el bolsillo de los peruanos, prefirió dejarlo plantado para juntarse con Virgilio Acuña, un político de tercera fila que se ha hecho conocido por ser uno de los escuderos del asesino de policías Antauro Humala, a quien el régimen comunista no descarta indultar.

Y mientras el presidente Castillo, siempre cargado con su ideología nefasta, se hace el interesante con Velarde, desde otros frentes oficialistas se siguen dando declaraciones que no hacen más que desestabilizar la economía y afectar los precios que pagan los peruanos al comprar en mercados y tiendas. El solo hecho de andar promoviendo una asamblea constituyente ya es un problema, como lo es también la presencia en el Perú de Evo Morales, quien promueve estatizaciones y otras barbaridades.

El fin de semana vimos al premier Guido Bellido hablando de la necesidad de que el Estado maneje los “sectores estratégicos” de la economía, mientras que ayer este sujeto investigado por la Fiscalía por nexos con el terrorismo y los “Los dinámicos del centro” se ha dado el lujo de decir que Velarde –uno de los mejores economistas del mundo en su campo– seguirá al frente del BCR en la medida que “trabaje para las grandes mayorías de peruanos”. ¿A quién quiere poner? ¿A alias “Pinturita”? Es capaz.

El presidente Castillo no sabe que con sus actitudes y las de su gobierno, se está disparando a los pies. Solito se está colocando en el cuello una soga con la que más temprano que tarde la gente lo va a ahorcar (en el sentido figurado) al darse cuenta que el Poder Ejecutivo no ata ni desata y que su sola presencia está afectando el bolsillo de los más pobres. Como dije hace unos días en este espacio: con demagogia y recetas fracasadas como las del ideario de Perú Libre, no se da de comer “al pueblo”.