Nos encantan las telenovelas, aunque muchos se nieguen a admitirlo, y como fieles seguidores de un género televisivo por el que Latinoamérica siempre sacará pecho, hoy estamos de plácemes; vivimos día a día un folletín con singular interés y sin perdernos un capítulo. Una historia en la que cada uno aporta al guion propone personajes y escribe finales sorprendentes. La de Kate del Castillo y Joaquín Guzmán, “La reina del sur”, heroína creada por el genial Arturo Pérez Reverte, y “El Chapo”, personaje real marcado por el crimen, la delincuencia y el narcotráfico.

Los escritores de esta suerte de telenovela abierta se aventuran y afirman que Kate del Castillo quedó tan

“impactada” con el personaje de Teresa Mendoza que hoy es otra mujer. Falso, la mexicana siempre fue una mujer de personalidad fuerte, que a pesar de tener a un padre famoso no estuvo bajo su protección artística, siempre hizo lo que quiso y se fue de Televisa en su mejor momento a empezar de nuevo en Los Ángeles.

Tiene dos divorcios a cuestas, uno con serias acusaciones de violencia familiar, romances con populares actores y hasta ha enfrentado sin dramas rumores que cuestionan su orientación sexual. Ni su vida ha sido siempre color de rosa y ella, menos, es una perita en dulce.

Por eso, pretender creer que la mexicana vive cual heroína de la ficción un amor a prueba de balas y drogas suena a cuento, que se encuentre devastada por todo lo que se habla de ella, peor. Su acercamiento a “El Chapo”, primero con tuits complacientes y luego en la clandestinidad, como bien dice Pérez Reverte, es una suerte de “fascinación” ante un personaje similar al que encarnó en pantallas y sobre todo su interés como productora de una película sobre la vida del narcotraficante mexicano. Ella, además de actriz, tiene su propia compañía realizadora de películas y series de televisión. Está viendo su negocio. Y eso de que “El Chapo” se haya enamorado de ella, solo por unos mensajes galantes y ramo de flores incluidos, es seguir con la telenovela que todos queremos. La obsesión de estos delincuentes por personajes mediáticos no es nuevo, el poder que les otorga el dinero malhabido les hace creer que pueden tener a cualquiera a sus pies, y su atracción por Kate del Castillo no pasa por eso, un capricho. Pero no se preocupen, igual tendremos más capítulos de esta historia que leer. Eso exigimos. Y no sería raro que en menos de un año veamos a Kate del Castillo estrenando su película y “El Chapo” soñando con estar en la alfombra roja.