Para estar a tono con el espíritu festivo que aún permanece por las recientes celebraciones de fin de año y la buena vibra que casi a todos nos embarga por el recién iniciado 2016, dejaremos por aquí una pequeña lista de deseos que esperamos lleguen a buen puerto. El primero, que de una vez por todas dejen de señalar a la televisión como la gran causante de todas las desventuras y vicios de la sociedad actual. Que existen contenidos malos, los hay, como todo en la vida, pero dejar la educación y la difusión de valores solo en manos de la caja boba es simplemente un recurso fácil que ubica a la familia en un cómodo segundo plano. Y también sean consecuentes. Piden mejores contenidos, exigen producción nacional, pero a la hora de prender la televisión se van por lo más criticado. Doble moral.

Y ya que hablamos de televisión, ojalá y los productores de los tan criticados realities dejen de explotar las relaciones sentimentales de sus integrantes y muestren más la competencia, al fin y al cabo esa es la esencia de esos formatos. Y si saben que les dan con palo cada vez que incluyen esas secuencias con preguntas

sobre cultura general, ¿por qué insisten en hacer pasar por idiotas a sus participantes?

Los programas de televisión especializados en cierta farándula existirán, muy a pesar nuestro. Deseo de inicio de año: comenten, critiquen, pero no califiquen a las personas, nos les pongan adjetivos, allí empieza el exceso y lo que podría resultar simpático termina convirtiéndose en el callejón de las siete puñaladas cuando unos responden a otros sin medida.

Prenderemos muchas velitas para que en este 2016 algunos noticieros mañaneros dejen de transmitir esos

enlaces microondas prolongación de las notas rojas del día, en las que el periodista debe tener como fondo

el ataúd del occiso o la pared baleada del barrio. Y nuestros rezos para que las radios locales no encarpeten los cientos de discos de cantantes y bandas locales y presuman solo de música del recuerdo.

Crucemos los dedos para que sigan los espacios que buscan nuevos valores del canto, la programación completa de TV Perú, las que difunden nuestro acervo criollo y andino, más telenovelas peruanas y menos turcas. Menos figuretis sin talento, más artistas de verdad. Hay mucho por mejorar en la pantalla chica, también por cambiar, lo importante es reconocer que se está haciendo mal. Siempre será preferible la autorregulación que el control estatal. Salvo mejor parecer.