El presidente de la República es responsable de la grave crisis política en la que estamos nuevamente sumidos, al insistir en la designación de personajes cuestionados y con graves denuncias de todo calibre o carentes de experiencia relevante, en puestos claves y de responsabilidad dentro del aparato estatal.

Resulta incomprensible que un presidente de la Republica no haga uso del servicio de inteligencia para filtrar el historial de cada candidato a cargos de confianza y alta dirección en el gobierno y se lleven adelante designaciones producto del compadrazgo, el amiguismo, la repartija de poder o el deseo de crear contradicciones que generen la destrucción de nuestra democracia, pechando a otros poderes del Estado y desafiando abierta y groseramente (con tanta incompetencia) a toda la población.

Como si esto fuera poco, se toman medidas precipitadas e irreflexivas cuyas consecuencias perjudicarán gravemente, y en el corto plazo, el desarrollo de las actividades económicas y sociales del país como resulta ser la orden emitida por la OEFA (sin ser la entidad titular, responsable de tal acción) de paralizar las operaciones de la refinería de La Pampilla de Repsol, que produce nada menos que el 40% del combustible nacional y el 70% del combustible que consumen los aviones que aterrizan en nuestro país, sin ensayar un plan “B” o de contingencia ante esta precipitada decisión.

Nadie puede minimizar la gravedad de los hechos y la enorme afectación al ecosistema y medio ambiente nacional, producida por el derrame de miles de barriles de petróleo en nuestro litoral pero, lejos de lograr una remediación más rápida y eficaz, de aplicar sanciones drásticas de reparación a favor de todos los perjudicados, a cargo y cuenta de la empresa causante del daño, como sucede internacionalmente, el gobierno opta por una medida de miope visión como es la de suspender las operaciones de descarga de crudo de la empresa y con ello, propicia el próximo e inminente desabastecimiento de combustible en el país.

Las graves consecuencias de los desacertados actos gubernamentales crearán aún más incertidumbre, agravando el desarrollo de las actividades económicas en lugar de promoverlas y de promover la recuperación del empleo serio y formal y con ello, el bienestar del país. ¡No hay derecho!. Exigimos a este gobierno improvisado, tomar los asuntos de Estado con seriedad o dar un inmediato paso al costado para que otros peruanos probos y con voluntad de servir con responsabilidad y transparencia a la ciudadanía, puedan tomar las riendas de la Nación.

Tres es la vencida: Estamos ante la “trica” presidencial.

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