Hasta su último suspiro, Osvaldo Cattone pensaba en el Marsano, ese viejo teatro que por más de cuatro décadas fue su casa, su espacio, ese mundo de fantasía que lo hacía soñar y que hoy luce desolado ante su ausencia. La partida del destacado actor y director argentino, ocurrida hace casi una semana, provocó una verdadera conmoción en el mundo de la cultura y el entrenimiento.

Y es que Cattone, era de esos personajes que uno siempre veía como inagotable, eterno, amante de la vida y enterarse de su muerte, era algo difícil de imaginar, a pesar de sus 88 años. No solamente lo lloran sus colegas, aquellos que compartieron tablas y aplausos en ese Marsano que el convirtió como su templo, también ese público que él consiguió conquistar para su sala, desterrando ese concepto errado de que el teatro, es un universo del que solo disfrutan algunos privilegiados.

Cattone logró acercar a sus obras a quienes nunca habían pisado una sala, y contaba con orgullo ese mérito. Por eso, lo quisieron etiquetar, amparados en el prejuicio, como el representante de un género menor, que él se encargó de desterrar con puestas en escena que eran la tendencia de las grandes capitales del mundo y también con clásicos que  no siempre le resultaban un éxito económico.

Y ese es otro de los méritos del gran Osvaldo, el haber apostado e invertido, sin más garantía que la fidelidad de su público,  en una empresa que daba cultura, en los peores momentos de la crisis y la desesperanza.

Con sus memorias terminadas y de las que comentaba : “en una vida larga como la mía somos testigos de cómo se va deshojando el árbol”, Cattone estaba pensando en el próximo montaje cuando la pandemia asomó amenazante.

Y precisamente “El rey se muere”, de Eugene Ionesco, era la obra cuyo texto sabía de memoria y que esperaba estrenar, porque estaba seguro de que esta nueva peste del siglo XXI no sería eterna, y allí estaría él para empezar una nueva temporada.

Y lo escribía, lo imaginaba, lo esperaba:  “Cuando visualizó el Marsano abandonado, oscuro, vacío, sé que  me está esperando,  ahí tengo que estar,  en un escenario y con un público que volverá, porque sabe que vamos a dar todo de nosotros”.