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El buen trabajo que está realizando el alcalde de La Victoria, George Forsyth, al que se ha sumado su homólogo de Lima, Jorge Muñoz, con la finalidad de erradicar a los ambulantes de Gamarra y de la zona que antes ocupaba La Parada, debería ser emulado por los burgomaestres de todo el país. En diversas jurisdicciones, hay calles tomadas por informales que poseen el derecho a trabajar, pero no en la vía pública ni violando la legalidad.

Los alcaldes que acaban de asumir funciones no pueden seguir actuando con parsimonia y negligencia. Su función es trabajar por el bienestar de sus vecinos, que pasa también por que tengan calles despejadas para transitar sin malestares ni inseguridad, y sin el riesgo de que, ante una emergencia, atraviesen dificultades para ponerse a salvo. Los hechos ocurridos en Mesa Redonda a fines del 2001 jamás deben ser olvidados.

La Victoria y sus alrededores son solo dos de las zonas tomadas en diferentes puntos del país por los informales, quienes tendrían que pasar a la legalidad para ganar su sustento sin afectar a la ciudad ni al resto de habitantes. Sin embargo, para ello se necesita también el apoyo decisivo de la Policía Nacional y del Ministerio Público.

Los alcaldes solos muy poco podrán hacer.

La recuperación de las calles de las diferentes ciudades debería ser una tarea de todos, para evitar que la falta de autoridad y el desgobierno sigan permitiendo la existencia de mercadillos en la vía pública y que, en caso extremo, muera gente tal como ya ha sucedido.