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La grave crisis que vive el país y en especial el gobierno del presidente Pedro Pablo Kuczynski, debido a la forma en que se dio el indulto a Alberto Fujimori, con un evidente acuerdo bajo la mesa, es una gran oportunidad para que el Mandatario asuma un gran liderazgo político -en el buen sentido del término y no en el que le vimos en días pasados- para corregir rumbos y estar en condiciones, de una buena vez, de dar cara a los graves problemas que afronta el país.

Si desde que asumió las riendas del país, al jefe de Estado se le ha criticado por dejarse llevar por malos consejeros que lo han puesto en extremos alarmantes, y por gente de izquierda que no tuvo reparos en irse del lado de un banquero e inversionista en las grandes ligas financieras para ganar dinero, pues que se sacuda de todos ellos y asuma el liderazgo que el país necesita. Esta crisis puede ser convertida en una gran oportunidad para enmendar rumbos errados.

Aunque a los que le calientan las orejas al Mandatario no les guste, el Gobierno debe tender puentes hacia el fujimorismo, que es el que cuenta con una determinante bancada en el Congreso. Igual tiene que hacerlo con otras fuerzas políticas, pero que tengan representatividad y peso, algo que sin duda a muchos de los que hoy rodean al Presidente no les agrada. En esta coyuntura, los “antis” tienen que ser dejados de lado por el bien del país.

Además, me imagino que muchos de los que han hecho carrera política, proclamando su antifujimorismo y oponiéndose al indulto del exmandatario, por un tema de principios ya estarán renunciando a todo puesto público y a las consultorías y asesorías que siempre les caen del cielo. No tendrían por qué seguir “apoyando” a un régimen que ha puesto en la calle a un sentenciado por asesinato, así que la salida de esta gente debe ser inmediata. Se supone, ¿no?

Es el momento de que el gobernante asuma con seriedad y entereza el reto que tiene por delante, de saber conjugar su gobierno con las fuerzas rivales, que además proviene de un mandato de las urnas al haberle dado a él, el Poder Ejecutivo, y al fujimorismo, el Congreso. Es ahora cuando el Presidente debe ser un líder y eso esperamos comprobar cuando tengamos al frente al llamado “gabinete de la reconciliación”.