Hoy el Perú se une. No importa que sea una unidad artificial, lo más importante es que se da la utopía de unimos, algo tan inusual en nuestro país de disputas, enfrentamientos y polarizaciones políticas y sociales. Es que la blanquirroja inicia su camino al mundial del 2026 y no habrá otro tema que este. El profesor y constitucionalista argentino Germán Bidart Campos decía que “la selección nacional es un bien público”. Creo que tiene razón.
Yo me acuerdo de otros tiempos, por ejemplo en los noventa, en los que la selección peruana generaba otros sentimientos por sus continuos fracasos. Las críticas y el rechazo era tal que una vez el escritor Alfredo Bryce Echenique, medio en serio y medio en broma, propuso prohibir la televisación del fútbol extranjero, “para que nuestros jugadores no comparen y así no se depriman”. Había un traumático divorcio entre la gente y los jugadores.
Hoy la historia es diferente. Todos hablan del técnico Juan Reynoso y los jugadores como si de ellos dependiera nuestro futuro. Hay ilusión por una nueva clasificación mundialista, pero ojo que comenzamos con dos partidos muy difíciles. Ya se sabe que desde Gareca, la clasificación al mundial de Rusia 2018 y el subcampeonato de América en el 2019, la selección está presionada por la tiranía de la alta perfomance. Es momento que los jugadores estén a la altura de las exigencias de los hinchas.
Si los seleccionados peruanos inician esta aventura bien asociados y con la ambición de trascender tendrán muchas posibilidades de lograr el éxito.
“El objetivo es ganar el 50% de puntos en los primeros dos partidos”, dijo Juan Reynoso. O sea hay que ganar por lo menos un partido. Seria un gran arranque. Así sea.