La eterna doble moral de la izquierda y de sus socios de la izquierda caviar vuelve a quedar expuesta tras la presentación de la moción de vacancia por parte de la congresista Patricia Chirinos. A estas alturas, la pregunta no es si hay razones para vacar al presidente Pedro Castillo, sino cuál de todas escoger para que coincida con la incapacidad moral que contempla la Constitución.
Aquí algunos ejemplos que podrían servir. Verónika Mendoza, por ejemplo, dijo en febrero de 2018 que Pedro Pablo Kuczysnki debía dejar Palacio de Gobierno tanto por sus vínculos con Odebrecht cuando él era primer ministro como por el indulto que otorgó al exdictador Alberto Fujimori. Indira Huilca, entonces en el Congreso, anunció que la bancada de Nuevo Perú había solicitado la vacancia de PPK debido a sus nuevos elementos de su participación en la gran corrupción, “sumados a su conducta actual”.
Desde el Frente Amplio, Marco Arana justificó su respaldo a la destitución de Kuczynski debido al “colapso de este mecanismo de privatización del Estado a través de las puertas giratorias. Un día empresario, un día ministro. El presidente ha mostrado las miserias del Estado sometidas al interés privado”. No había ninguna sentencia contra Kuczynski, no existió un elemento contundente de corrupción explícita pues, según los más reputados constitucionalistas, la incapacidad moral es una interpretación de fundamentos políticos y le compete al Congreso adoptarla. En el caso de Castillo, podrían escoger entre un rosario de opciones: La elección de ministros vinculados al Movadef, la reunión con el exagente de inteligencia israelí Ari-ben-Menashe, los manoseos en los ascensos en las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, su atroz proyecto de Asamblea Constituyente o el hallazgo de 20 mil dólares en la oficina de su secretario general, en pleno Palacio de Gobierno. Con el tiempo saldrán más opciones, pero a estas alturas, es inútil seguir esperando.