La Primera Sala de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de La Libertad ha propiciado que algunos se desborden en lágrimas y otros renieguen en editoriales al punto de aplaudir la muerte de personas. Se trata del nuevo juicio que afrontarán el ahora alcalde de Trujillo y coronel en retiro Elidio Espinoza, y siete policías más sobre el caso Escuadrón de la Muerte.

Pero, veamos, el fallo de las magistradas Sara Pajares, Norma Carbajal y Cecilia León es un jalón de orejas a quienes están debajo un escalón en la carrera judicial, mas no una decisión para perjudicar a ocho ciudadanos.

Sí, son 10 años de un proceso judicial donde hay familias que padecen en busca de la verdad, lo que no debe nublar a algunos en creer que por encima está el orden social o las funciones de una autoridad municipal. El proceso está desde antes de entrar en política.

Algunos creen que nadie en el país ha sufrido un juicio tan largo como lo padecen los acusados de haber matado a cuatro presuntos delincuentes. A ver, muchachos, pregunten a los deudos de Los Cabitos o de los desaparecidos de la década fujimorista. Claro, y en otros casos tienen hasta prisión preventiva.

Por eso, inocentes o culpables, considero que la justicia no solo es para los procesados, sino también para quienes siguen en la lucha por conocer la verdad sobre lo que ocurrió el año 2007.

Aquí los periodistas no podemos tomar partido más que por la verdad de los hechos. Ese es el objetivo. Por eso es difícil entender cómo algunos piensan que este juicio entorpece la labor de los acusados y envía un mal mensaje a los policías en actividad.

Esperemos que, como debe ser, se encargue la justicia de aclarar a los procesados, los familiares de los fallecidos y a la opinión pública si la hipótesis de la Fiscalía, sobre la eliminación de personas rendidas, era cierta o no. Que la verdad brinde esa libertad de conciencia.