No hay victoria sin batalla, lo único que cuenta es la decisión que se toma a través de las tácticas y las armas a emplear, solo así se define un vencedor y un vencido. Se determina finalmente la situación de cada uno de los adversarios, el que vence será dueño del escenario y escribirá la historia y en adelante sus deseos se harán normas y leyes, siempre que beneficie a la mayoría. La otra parte se verá obligada a someterse a la voluntad del victorioso. Sin batalla, sin decisión, no hay nada.
Puedes evitar la batalla inútil, la que te desgasta y que el enemigo te pone para menguar tus fuerzas, pero el líder sabe eso y las evitará y se concentrará en el centro de gravedad que determinará, y abrirá todas las vías cuando estén en poder del líder.
Cuando hagas alianzas deja bien en claro quién conducirá la batalla. Jamás renuncies al liderazgo, tu gente te estará viendo siempre. Aquel que se una a un líder sabe perfectamente quién es quién, y si tu pasado está lleno de victorias, te entregarán el mando sin chistar, y conducirás a los otros como si fueran los tuyos.
Motivar a las fuerzas propias y jamás, pero jamás, humillar al vencido, es el momento preciso para demostrar tu grandeza. Recuerda que no se puede ganar contiendas sin logística.No solo afecta el buen desempeño sino además la moral, pero aun así te seguirán. Solo dejarán de seguirte cuando vean que tienes preferencias y no pones a los guerreros más expertos en los puestos indicados. Te dejarán también al primer acto de corrupción que vean en ti o de tu entorno.
Tus capitanes deben tener idea del orden de batalla, dónde va cada uno, quién ataca primero, quién al final se constituye en reserva. Todos deben tener claros cuál es el centro de gravedad. Nadie puede ir por su cuenta, absolutamente nadie. Los “pechos fríos” y los cobardes no tienen lugar en tu estrategia, Ya verás que aquellos que se escondieron en la batalla, se harán los héroes en la celebración.
Sé tu propia Alma Fuerte: “No te sientas vencido aun vencido, No te sientas esclavo aun esclavo, trémulo de furor siéntete bravo y acomete feroz, aun mal herido”.