Nick Clegg era considerado uno de los líderes con mayor futuro en la política británica: carismático, joven y con un discurso fresco. Bajo su liderazgo, el partido liberal demócrata - condenado a ser la tercera fuerza - logró tener mucho mayor relevancia en la escena británica. Luego de unas elecciones competitivas, Clegg acepta formar una alianza con los conservadores, para que estos últimos puedan llegar al gobierno. Esto generó gran expectativa pues un gobierno de coalición era una figura inusual en la política británica.

El resultado fue calamitoso y Clegg fue considerado el principal responsable. De ser una de las principales figuras políticas del país pasó a ser un apestado en su propio partido. Su libro “La política entre extremos” es escrito con gran sinceridad desde el fracaso, un año antes de perder definitivamente su escaño en el Parlamento.

En dicho libro, Clegg habla de algo sobre lo que pocas veces hablamos: la vida poco saludable de los políticos. El exlider liberal señala que en la actualidad un político duerme poco, se alimenta mal, vive bajo mucho estrés, está bajo el permanente escrutinio de la prensa y las redes sociales, tiene poco tiempo para la familia y los amigos, y en esas condiciones debe tomar las decisiones más importantes para un país.

Es necesario que abordemos este tema con seriedad. En general, la salud mental y emocional están silenciadas por un manto de prejuicios y tabúes. Esto es muy dañino para la gente en su vida cotidiana, y particularmente delicado cuando se trata de personas que ejercen puestos de poder.

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