La Virgen de Guadalupe es el mayor emblema de México, y para comprender histórica e internacionalmente a este país de Norteamérica hay que conocer a Guadalupe. Lo voy a explicar. La Virgen escogió a México para revelarse en 1531, tan solo 10 años después de culminado el proceso de la conquista de Tenochtitlan por los españoles. En este país de 123.9 millones de habitantes, donde más del 90% son católicos, la vida diaria de los mexicanos está determinada por su ferviente devoción a la Virgen. Se entiende, entonces, por qué razón está inscrita en la memoria colectiva de esta nación latinoamericana la frase: “Todo México es guadalupano”. Para sus devotos, que no son solo mexicanos, María se apareció al indígena chichimeca Juan Diego Cuauhtlatoatzin el 9 de diciembre de 1531 –canonizado por el papa Juan Pablo II en el 2002- cuando se dirigía a misa en su pueblo. En la ruta al cruzar el histórico cerro del Tepeyac, la Virgen se apareció a los ojos del indio, que arrodillado escuchó su pedido de erigir un templo en ese mismo lugar. La Virgen también pidió que lo contara al Obispo, que no creyendo el relato exigió una prueba. Tres días después, como hoy 12 de diciembre, María manda a Juan Diego a cortar flores de la ladera del Tepeyac, que colocó en su ayate, y que luego las llevase al Obispo, que al observarlas tendidas en el suelo vio la imagen de la Madre de Dios. Desde entonces la devoción a la Señora de Guadalupe es de ricos y pobres, eruditos e ignorantes, sanos y enfermos, nacionales y extranjeros. El respeto y veneración a la Virgen supera a los católicos, pues también le rezan ortodoxos, anglicanos, coptos y maronitas. La Virgen es central en la fuerte identidad mexicana, que a nosotros nos falta, y su valor es un sincretismo de nacionalismo y religión que ha marcado los momentos más trascendentales de la historia mexicana, como su Independencia, la Reforma y, por supuesto, la Revolución de 1910. El santuario de la Patrona de México, América y Filipinas, que recibe anualmente más de 20 millones de visitantes, por estos días cobijará a unos 8 millones. Se trata de la venerada más excelsa y ecuménica de los mexicanos, quienes desde hace 488 años la han hecho su Reina exclamando: “¡Que viva la Virgen de Guadalupe!”.