Esta semana, un estudio realizado por el Instituto Peruano de Economía a solicitud de Comex, señaló que, si bien el país requiere más ingresos para responder a la crisis sanitaria y económica, la manera de lograrlo es mejorando la productividad de la economía; y, por tanto, evitando el alza de impuestos de cualquier tipo pues afectaría al mercado formal y alentaría la ilegalidad.

Un dato importante que arroja el estudio es que la recaudación tributaria se concentra en un reducido número de contribuyentes. Así, según Sunat, solo 280 grandes empresas representaron un 42% de la recaudación total por Impuesto a la Renta (IR) de tercera categoría.

En el sector pesquero conocemos de cerca esta realidad, pues si bien ya contribuimos de forma importante al fisco a través del IR e IGV, también realizamos aportes adicionales, como derecho de pesca, que subió el año pasado en más de 70%; aportes previsionales extraordinarios; pagos por supervisión y fiscalización; aportes para la reinserción laboral, entre otros. Es más, en los últimos cuatro años estas sobrecargas aumentaron en 400%, sin que ello haya servido para el desarrollo del sector.

A mayor abundamiento, un análisis de Ernst & Young indica que la carga tributaria y los referidos sobrecostos hacen que el sector pesquero destine el 50.4% de su utilidad operativa para estos pagos, por encima de las cargas de otras industrias extractivas, que ya son altas.

Queda claro que, si lo que se busca es reactivar la economía, sería una mala intención el incrementar tributos a los mismos de siempre. Ello paralizaría inversiones y agudizaría el desempleo que hoy alcanza a más de 6 millones de peruanos. Una pésima idea por donde se le mire.