Según la Ley Orgánica del Poder Judicial, la Corte Suprema está integrada por 20 jueces supremos. Conforme a esa misma ley orgánica, su presidente y a la vez presidente del Poder Judicial es elegido entre los vocales supremos titulares, por mayoría absoluta, por un período de dos elección es hoy y todo indica que los candidatos a sustituir a Elvia Barrios son los jueces Héctor Lama More, Javier Arevalo Vela y Carlos Arias Lazarte.

El problema es que la JNJ tiene aún por nombrar a 4 jueces supremos, para llegar a los 20 establecidos en la Ley Orgánica del Poder Judicial.

Hay en lista, postulantes aprobados, denominados candidatos en reserva, que han sido seleccionados en esa convocatoria nacional, sin un puntaje adicional por discapacidad, pero con años de trayectoria y experiencia como jueces superiores. Provienen de las cortes del interior del país y por lo tanto conocedores de una realidad distinta a la sola Lima, pero Henry Ávila Herrera y los otros miembros de la JNJ no se sientan a votar su elección desde julio de este año.

Debido a esto se incrementan las salas supremas de manera transitoria pero suman ya años de funcionamiento y presupuesto. Son 06 salas supremas transitorias, o sea 30 jueces supremos provisionales que las ocupan. Una incertidumbre total.

No solo casos emblemáticos o de singular importancia quedan en manos de jueces superiores titulares promovidos a supremos provisionales, sino el variopinto nivel demostrado hace iluso eso de la uniformidad o predectibilidad de las sentencias, peor aún cuando éstos son cambiados por decisión única del presidente o presidenta elegido.

O se sincera la real necesidad de salas supremas requeridas para el Poder Judicial o se mantiene esta transitoriedad dañina al sistema de justicia.