GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

La composición de la Junta Nacional de Justicia (JNJ), aprobada ayer en el Congreso, actualizó la polémica sobre la paridad de género. Y aunque, al final, no se incluyó, nunca sobra develar, más allá de las emociones, algunos hechos. ¿Debería haber paridad de género, por ejemplo, en las universidades, tomadas facultad por facultad? Seguramente si se examinan especialidades de ingeniería, economía, derecho o ciencia política, encontraremos una predominancia de hombres tanto entre los docentes como entre los alumnos. ¿Es así porque se discrimina a la mujer? ¿O será porque hay menos mujeres interesadas en dichas áreas del conocimiento? En todo caso, ¿eso impide que haya brillantes mujeres ingenieras, economistas, abogadas y políticas? No. ¿Impide que se les reconozca en muchos casos como mejores profesionales que sus pares masculinos? Tampoco.

Alguien dirá que esto es un espejismo, que solo pienso así porque mi entorno es uno particular, más “profesional” por llamarlo así. Pero, un momento: ¿no están planteando la paridad de género precisamente en el terreno profesional y, encima, del alto perfil? ¿No estamos discutiendo sobre paridad en espacios como el Congreso o la JNJ? Pues es ahí precisamente donde menos necesitan “ayuditas” las mujeres que compiten. De hecho, solo abre la suspicacia de que no accedieron a determinados cargos de importancia por sus méritos, sino por la actitud de ponerles “rueditas a la bici”, como si no pudieran solas. Es precisamente la paridad lo que hace parecer que se les consideraría menos capaces. Y eso es totalmente injusto. Requerimos la primacía de los méritos profesionales. No hay mérito en el sexo, como no lo hay en el color de la piel ni en la posición socioeconómica. Y necesitamos a los mejores a cargo. Es bueno que se haya hecho a un lado la tan promocionada “paridad”, al menos por esta vez.

TAGS RELACIONADOS