Que el gobierno reculara y tomara la decisión de incluir a los adultos mayores en la Fase 1 del proceso de vacunación contra la COVID-19 es una buena noticia dado que este grupo etario ha sido el más golpeado por la pandemia.

La inclusión de personas con diversas comorbilidades a la lista prioritaria también lo es dado que la estrategia de inmunizar al personal de salud primero, y a los grupos vulnerables después, es el camino elegido en gran parte de los lugares donde ya está avanzando la vacunación y tiene buenos resultados.

Este proceso de inoculación de vacunas empezaría en marzo. Solo queda esperar la confirmación de la llegada de las nuevas dosis del medicamento y esperar que, a partir de ahora, el proceso de inmunización no se manche con corruptelas y gente que usa sus influencias para saltarse la fila y recibir la dosis fuera de su turno.

Desde mañana se termina la “cuarentena estricta” en las regiones con riesgo extremo y se reinician una serie de actividades económicas con aforos reducidos. Esto no significa que la pandemia haya terminado y que podemos relajar las medidas sanitarias. En nosotros está que el número de infectados y fallecidos no repunte y sea necesario volver a medidas más estrictas.