Tanto en La Libertad como en Lambayeque, el escándalo por la megacorrupción de Odebrecht originó indignación y preocupación. Mientras, en Piura impactaba Camargo Correa, la otra brasileña embarrada por pago de coimas a funcionarios peruanos para ganar millonarias licitaciones públicas.

En Lambayeque hay dos ideas confrontadas. Acerca del proyecto Olmos, la empresa brasileña quiere vender las acciones de sus dos concesionarias que se encargan de los trabajos de operación y mantenimiento del túnel trasandino. Las compradoras son europeas y el negocio sería redondo para los reyes de la aceitada.

Sin embargo, este plan tiene la aprobación técnica, mas no el visto bueno en el campo político. El Consejo Regional ha rechazado tal propuesta, lo que me parece idóneo considerando que la idea de los brasileños es agarrar el billete y salir del país.

En La Libertad, el tema pasa por el abandono forzoso de las obras en Chavimochic. Odebrecht presionaba al gobierno regional para que, a su vez, jalonee el brazo del Ejecutivo en busca de una adenda al millonario presupuesto.

Querían dinero, caso contrario, los brasileños iban a paralizar la tercera etapa del proyecto. No lo consiguieron y sacaron sus cosas. Pero, hay un contrato pendiente que, tarde o temprano, deberá ser exterminado y otorgado a otra empresa bajo una limpia concesión.

En Piura despertaron de su letargo y se dieron cuenta recién que el informe del excongresista Juan Pari sobre el escándalo de Lava Jato tenía varios renglones con dejo piurano.

El Alto Piura es una obra tortuga de Camargo Correa, entidad cuyos directivos confesaron que la coima no les era ajena. Los reflectores apuntaron a dos expresidentes regionales, César Trelles y Javier Atkins, además del actual gobernador Reynaldo Hilbck. Muito obrigado.

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