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Es de esperarse que el indignante caso del congresista Yonhy Lescano, señalado como el acosador sexual de una periodista, no sirva para que una vez más los peruanos seamos testigos del mal uso de la inmunidad parlamentaria que da el Congreso, y que en los últimos meses ha servido para blindar a personajes que más bien deberían estar en la cárcel o por lo menos sometidos a procesos judiciales como todos los ciudadanos de este país.

En el actual Congreso hemos visto cómo la inmunidad parlamentaria sirve para impedir que un congresista como Edwin Donayre vaya a prisión por robar gasolina en el Ejército o que Richard Acuña sea procesado por falsificar una firma para adueñarse de una propiedad en Trujillo. También están los casos de los exalcaldes sentenciados por corrupción que no cumplen el arresto dispuesto por el Poder Judicial gracias a la referida protección constitucional.

En buena cuenta, tenemos que en estos tiempos la inmunidad se ha convertido en un blindaje para gente que ha cometido delitos comunes incluso antes de llegar al Congreso. En el caso del acciopopulista Lescano, sería un absurdo que la protección sirva para impedir que el presunto acosador sea investigado directamente por el grave delito que habría cometido, caso frente al cual ha salido con excusas de lo más absurdas.

Lescano debería ser procesado como cualquier acusado de acoso a una mujer. Luego de lo que se ha sabido, ¿qué derecho tiene este señor por encima de los otros peruanos como para que la Constitución lo proteja? El delito que habría cometido nada tiene que ver con su función política de legislador. Si es así, que mejor todos los delincuentes de este país postulen al Poder Legislativo para salvarse de ser sentados en el banquillo de los acusados.

El caso del acciopopulista, que por años se promocionó como integrante de la “reserva moral” del país, es muy delicado, pues aparte de sus indignantes chats a la periodista, ha querido culpar a los policías asignados a su custodia, los que ojalá reciban el respaldo de su comando ante semejante cobardía de este “padre de la patria”. Queda claro que el futuro político de este personaje ha quedado liquidado, pero la justicia tiene que actuar como lo haría con cualquier acosador.