“Para el ritmo de vida que llevo, (el sueldo del Congreso) no me alcanza”. Firmado: Leyla Chihuán. Ergo, la congresista de Fuerza Popular (una de las usuarias de La Botica “naranja”) debió dejar el Parlamento en el 2016 y dedicarse a otra ocupación que sí cumpla sus expectativas salariales. Estamos seguros de que, por ejemplo, a Luisa María Cuculiza -postergada, según dicen, por recomendación de Herz y Figari- esos S/15,600 sí le caerían de perilla y se los agradecería al cielo.

“Él (el fiscal José Domingo Pérez, del Equipo Especial del caso ‘Lava Jato’) no me puede citar porque es mi inferior”. Firmado: Pedro Chávarry. En realidad, el fiscal de la Nación nos cree inferiores a todos los peruanos. De otro modo no se entiende cómo, pese a la animadversión general frente a su accionar, sigue orondo en el cargo. Además, el evidente padrinazgo del fujimorismo le ha inflado el ego funcional y, por ahora, no le entran balas.

“¿Dónde mie#$% está Julio?”. Firmado: Angie Espejo. La reportera de ATV, al advertir que la lisura -en plena cobertura de la audiencia de Keiko- había salido al aire ante el estupor de Milagros Leiva, no sabía dónde poner la cara. Creía haber cometido un pecado capital, las redes sociales explotaron, se instaló la tendencia y Beto Ortiz la tranquilizó en ritmo de joda obligándola a repetir la pregunta. Lo que Angie no termina de entender es que en la televisión peruana se han visto y oído peores cosas. Nosotros preferimos ese “mierda” ocasional e inocuo a las lamidas de sobacos de los tiempos de Laura Bozzo, por ejemplo.