Este fin de semana se cumplieron tres meses de la escandalosa fuga de Vladimir Cerrón, el dueño de Perú Libre, quien tiene dos órdenes de prisión, una que es una sentencia de tres años y seis meses, y la otra un arresto preventivo por un caso de corrupción ya viejo. Mientras los días corren, en el gobierno y la Policía Nacional se miran las caras y nos dicen que “pronto caerá”, pero nada más.
Sería bueno saber hasta cuándo este sujeto que se burla de todos, empezando por la policía, va a seguir en libertad. De otro lado, también tendríamos que saber si hay algún responsable por la evasión de este delincuente que tiene una bancada parlamentaria que se dedica a promover leyes que buscan salvarlo de la cárcel, un lugar en el que debió estar hace mucho tiempo, de no haber sido por la clase de jueces que tenemos.
El ciudadano peruano tiene derecho a pensar que el actual gobierno, o al menos alguno de sus miembros y no solo policías, como ha dicho la presidenta Dina Boluarte, protegen a este indeseable que se da el lujo de celebrar su cumpleaños desde la clandestinidad y lanza proclamas políticas, cuando supuestamente vive a salto de mata con la policía y el sistema de inteligencia siguiéndole los pasos.
Empieza una nueva semana, y es de esperarse que pronto tengamos a este sujeto tras las rejas. Y si tanto quiere ser presidente, que al menos postule a ser delegado de algún pabellón de Lurigancho o Piedras Gordas, que es lo que le corresponde por haber metido la mano en las alicaídas arcas de la región Junín.