Leía una reflexión interesante que señalaba que una de las cosas que más necesitamos aprender en la vida, es a distinguir lo “útil” de lo “valioso”: Un celular es útil, un abrazo es valioso; Un auto es útil, una amistad es valiosa; que siempre lo útil es mas caro que lo valioso. Pero la reflexión iba más allá y señalaba que lo valioso genera mucha mas felicidad que lo útil y, sin embargo, muchas veces valoramos más lo útil que lo valioso. Los mejores momentos de nuestra vida, ciertamente, no cuestan dinero. ¡Cuánta verdad!

Empezando el 2021 y consciente de que se abre ante nosotros una nueva oportunidad, reflexioné sobre aquello que ha ocurrido en nuestro país: Hemos vivido largos meses de confinamiento y paralización de la economía, sobreponiendo el cuidado de nuestra salud, que desnudó un Estado desarticulado, sorprendido con una pandemia sanitaria mundial que no supo claramente cómo afrontar; miles de ciudadanos sin trabajo, y miles de emprendedores y empresarios viendo desestabilizadas sus empresas y con ello, la sostenibilidad de empleos y de acciones de responsabilidad social iniciadas poco tiempo atrás. Gran desconcierto general. Y ante la incertidumbre, la evidencia de que nuestras autoridades no supieron administrar de manera eficiente los recursos puestos a su disposición; constatar, además, que nunca faltan “oportunistas” con sesgos ideológicos radicales que buscan capitalizar las debilidades y errores del sistema, generando desconfianza en lugar de ponerse a trabajar para reconstruir y reparar la unidad. No fue útil este enfrentamiento, pero quizá fue valioso para entender que se abre ante nosotros una nueva oportunidad para cambiar las cosas desde el sector privado. Claramente, lo valioso será la determinante responsabilidad del sector empresarial para marcar un real propósito social que centre sus esfuerzos no solo en resultados económicos sino, principalmente, en el logro de objetivos de una nueva dimensión, como son los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de la ONU. Hoy, más que nunca, será útil que el sector privado trabaje con más intensidad en la reconstrucción de nuestra malla empresarial, pero será más valioso que lo hagamos asumiendo esta nueva “responsabilidad” desatendida históricamente por el Estado, teniendo como nuevo horizonte una cultura de sostenibilidad, de impacto social real, en la que podamos construir, juntos, acciones que miren hacia un mismo norte y poner fin a la pobreza, al hambre, generar salud y bienestar, lograr una educación de calidad, igualdad de oportunidades para todos, trabajo decente y crecimiento económico sostenido. Un nuevo punto de partida no solo útil sino, principalmente, valioso para todos.