El currículo es un conjunto de aprendizajes prescritos para una asignatura, área curricular, grado, carrera profesional, etc. Son los previstos “intencionales, oficiales”. Un ejemplo es el programa anual de un área curricular de un grado escolar o del silabo de una asignatura universitaria. Sin embargo, en las clases presenciales se producen oportunidades de aprendizajes imprevistos que van a depender de la mediación didáctica del maestro, de su formación personal-social y de las características y dinámica del grupo de estudiantes. Todo ello en una interacción subjetiva entre maestro y alumnos, y entre los alumnos entre sí.

Por la emergencia sanitaria, las clases presenciales de los colegios públicos están siendo remplazadas por sesiones a distancia. En “Aprendo en Casa” por radio y televisión, las posibilidades de generación de aprendizajes no previstos son escasas por lo unidireccional de cada clase. Por eso, es importante privilegiar el acompañamiento docente mediante correos electrónicos, wasaps, video- llamadas utilizando celulares.

Sin embargo, en las lecciones a distancia virtuales “los aprendizajes no previstos” pueden aparecer en mayor proporción (sin igualar a las presenciales) cuando hay interactividad utilizando plataformas tecnológicas de comunicación y colaboración, sitios web, servicios de videoconferencias, etc. (que integran todo en sistema),

La función magisterial-sobre todo en las circunstancias actuales-debe desarrollar aprendizajes para sus alumnos vinculados con la pandemia del Covid 19, las vivencias actuales con sus familias, así como con sus contextos socio-culturales y económico-productivos. Poniendo en juego la motivación, la creatividad, el bienestar emocional, la amplitud de criterio, el dominio cognoscitivo y el manejo solvente de las herramientas virtuales., Por lo tanto, el profesor, en las clases virtuales, no solo debe estar atento a los “saberes previstos (esperados)”, sino también a los “imprevistos” para que todos sean significativos y formativos.