En la madrugada de ayer, la Policía Nacional hizo un excelente trabajo al caerle encima a la banda de delincuentes llamada “Los babys de Oquendo”, dedicada al tráfico de terrenos y sicariato. Lo grave es que esta organización estaba integrada por efectivos policiales en actividad, lo que lamentablemente muestra el alto grado de corrupción que afecta esta institución, que ojalá con esta acción haya comenzado un verdadero proceso de limpieza interna.

Ojo que no estamos hablando de cualquier banda, pues había al menos 24 policías involucrados. A eso se suma que todos eran dirigidos desde el penal de Juliaca por el delincuente Enrique Ramos Bellido, medio hermano del recientemente fallecido Jacinto Aucayari Bellido (a) “Cholo Jacinto”. Quienes en los años 90 fuimos reporteros de páginas policiales, recordamos muy bien el prontuario de este despiadado secuestrador que solía operar “en familia”.

Lo hecho desde el penal por el interno Ramos Bellido, quien fue capaz de dirigir una megabanda a pesar de estar preso, pone en evidencia, una vez más, la vulnerabilidad de nuestro sistema carcelario, que no es capaz de impedir que los internos sigan actuando contra la sociedad. Es de esperarse que en estos momentos el hermano del “Cholo Jacinto” ya se encuentre aislado en Challapalca o en el nuevo reclusorio de Cerro de Pasco.

Otro deseo es que el Poder Judicial haga bien su trabajo y a plique las sanciones que corresponden a esta gente, sin leguleyadas, trafas, triquiñuelas o corruptelas que permitan que en los próximos días los detenidos estén nuevamente libres. Si son culpables, tienen que irse adentro. Que los malos jueces no nos vuelvan a poner a merced de hampones de alto vuelo que han caído incluso con armas de guerra, tal como se vio ayer al momento de la intervención.

Muy bien por este trabajo de la Policía Nacional, a pesar del duro golpe que debe significar para sus agentes tener que arrestar a sus propios colegas. Pero nada se habrá hecho si el Poder Judicial, por incapacidad o por corrupción, no complementa este esfuerzo por combatir la delincuencia, como también lo tiene que hacer el sector Justicia y Derechos Humanos, al poner orden en esas cárceles que siguen siendo guaridas de hampones en actividad.

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