Apenas convertido en expresidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump fue objeto de las conspiraciones por parte de los demócratas que buscaron incansablemente imputar las responsabilidades por las consecuencias del asalto en el Capitolio, el 6 de enero de 2021, por cierto de carácter inédito en la historia política estadounidense, eso sí hay que decirlo. No lo consiguieron. Ya habían intentado, incluso su destitución, cuando se contaban los días finales de la administración del magnate presidente neoyorquino en la idea de conseguir inhabilitarlo de las funciones públicas hasta por 10 años. En realidad la tienda demócrata sabe muy bien que Trump, por ahora estratégicamente ubicado en sus cuarteles de invierno, será candidato a la presidencia en 2024. Es muy difícil creer que Trump, derrotado por la pandemia del Covid-19, antes que por las virtudes de Joe Biden, se resigne a no intentar volver a ingresar triunfante a la Casa Blanca, el 20 de enero de 2025, fecha prevista para el final e inicio de los mandatos presidenciales en este país. Esa es la razón sustantiva por la cual, entonces, la mira demócrata será votar la formación de una comisión para investigar los sucesos luctuosos de la primera semana del pasado mes de enero en el Congreso en que murieron cinco personas, y que han calificado con un impacto en la dimensión de los sucesos del macabro 11 de setiembre de 2001 en las Torres Gemelas (Nueva York) y en el Pentágono (Washington), diezmando a la sociedad en su conjunto, como nunca antes hubo registro del tamaño de ese atentado terrorista. Por supuesto que los republicanos han expresado su oposición y aunque podría prosperar en la Cámara de Representantes (Cámara Baja), en el Senado donde los demócratas cuentan una muy ajustada mayoría, se ve más complicado que lo puedan conseguir. Joe Biden, mientras tanto, se mantiene al margen en su condición de mandatario en ejercicio activo y lo hace para no politizar un ajedrez extraordinariamente político, pues nadie podría dudar de que no esté interesado en que sea borrado del mapa político Trump. Esperemos ver qué sucede pues al cierre de esta columna no se sabe de los resultados de esta votación, que podría decidir las estrategias políticas de Trump para los próximos 4 años.