Del papelón diplomático en la Casa Blanca tras la frustrada “reunión bilateral” entre la presidenta Dina Boluarte y su homólogo de Estados Unidos, Joe Biden, lo único bueno que nos queda es que a diferencia de otros tiempos en que vimos a ministros aferrándose al cargo, esta vez la salida de la responsable política, sea porque la embajadora Ana Gervasi renunció o fue “renunciada”, se dio sin mayor pérdida de tiempo.
Es lo que debería darse siempre cada vez que hay problemas en un sector, pues los ministros son para asumir responsabilidades e irse a su casa sin hacer mucho problema. Su función es la de fusibles. Lamentablemente, en los últimos tiempos varios de los que han renunciado lo han hecho solo cuando estaban al borde de la censura, lo que a la larga no hacen más que generar ruidos y problemas al gobierno que los ha acogido.
Cerrado el tema de la embajadora Gervasi, ahora en Torre Tagle se inicia una nueva etapa con Javier González Olaechea al frente. No es poco lo que le espera, pues en una semana el nuevo canciller deberá estar en San Francisco, Estados Unidos, con la jefa del Estado -claro, si es que el Congreso autoriza su viaje luego del fiasco de Washington-, recibiendo la presidencia del Foro Económico Asia Pacífico (APEC) y el encargo de ser el país anfitrión para el 2024.
Asumo que la mandataria y el premier Alberto Otárola están al tanto de las opiniones y posturas políticas e ideológicas que a lo largo de muchos años ha mantenido el canciller González Olaechea, lo que ya le viene generando severas críticas. Incluso el flamante miembro del gabinete vio fraude en la elección del hoy recluso Pedro Castillo que tenía a la actual presidenta Boluarte como parte de la plancha de Perú Libre, el partido de Vladimir Cerrón.
Por ahora, es positivo que el nuevo responsable de Torre Tagle ha dicho en su primera aparición ante los medios, que tendrá una política de puertas abiertas con la prensa. Sin embargo, más allá de eso, el trabajo será arduo para recuperar la imagen internacional del Perú, que hasta hace un año estuvo a cargo de un inepto, corrupto y golpista con seguidores que hasta ahora tratan de sabotear al país y hasta sueñan con ver de regreso al hoy recluso del penal Barbadillo.