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Nos vamos acercando al final de febrero y faltan pocas semanas para que se cumpla un año del desborde del río Piura, que afectó gran parte de esta ciudad y los distritos aledaños, así como cientos de tierras de cultivo, y sería bueno preguntarle al Gobierno, que ayer sesionó en esta región para abordar el tema, qué resultados puede mostrar de las tareas de reconstrucción ofrecidas, si hasta ahora tenemos a muchas personas viviendo en refugios “temporales”.

Gran parte del año pasado, las “labores” de reconstrucción se han dado en el papel, en las oficinas de la burocracia. Incluso hay demoras en la entrega del bono de dinero en efectivo ofrecido apenas se produjo el evento climático, que iba a poner a prueba al Poder Ejecutivo en sus capacidades, que debían apuntar a recuperar la infraestructura pública dañada, así como el patrimonio personal de los damnificados del norte del país y de la zona este de la capital.

Pero las demoras no solo han estado en las labores de reconstrucción, sino también en la prevención. El jueves pasado, el canal de televisión del Estado dio cuenta de que las labores de descolmatación de la ribera del río Tumbes se habían tenido que suspender debido a la crecida del caudal. Obviamente, esos trabajos debieron hacerse en invierno, pero se esperó el verano, el torrente aumentó y ahora hubo que suspender todo en perjuicio de la población.

Mostrar resultados tangibles en materia de reconstrucción y prevención hubiera sido muy importante para los afectados y también para el Gobierno, que está perdiendo una gran oportunidad de mostrar que es capaz de revertir una situación de emergencia con trabajo ágil, eficiente y oportuno. El gran reto que tenía esta administración viene siendo dejado de lado, y eso sin duda le pasará la factura.