Una perla más. La negativa del presidente Vizcarra de comparecer o sencillamente responderle a la Comisión de Fiscalización por el escandaloso “Caso Swing” es solo una muestra más de su desprecio por las formas de la democracia.
Con el aval de la incipiente ministra de Justicia, Ana Neyra, el jefe de Estado recurre más al ardid que a la obligación y más a la leguleyada que a la ley para decirle a un grupo parlamentario que su labor es ínfima y prescindible, y que no está a la altura de su prestancia ni siquiera para hacerle consultas.
Esta negativa no es solo una persuasiva manera de incumplir las formas y trasluce, más bien, los sedimentos de una conducta curtida de arrogancia. En su recomendable libro “Cuando la sociedad es el tirano”, el célebre escritor y ensayista español Javier Marías señala lo que podría ser una auténtica descripción del régimen que dirige el moqueguano en el Perú: “Hace ya mucho que la elección democrática de un gobierno no garantiza que este lo sea. No lo es el que no respeta a la oposición (es decir a los ciudadanos que no lo han votado), ni a las minorías; ni el que inventa e impone nuevas leyes a su conveniencia, ni el que atropella la división de poderes (...)”.
Marías no lo dice pero un término exacto para estos conspicuos representantes de la farsa de la integridad y las buenas maneras es el de falso demócrata. Vizcarra alcanzó su punto más alto de falso demócrata cuando abusando de una figura constitucional y forzando su aplicación, cerró el Legislativo con el que debía haberse esforzado en lograr consensos.
Ahora no solo se niega a explicar por qué cada vez es más expansiva la fetidez que se filtra por las puertas de varios ministerios (Swing, amigos del tenis, el cuñado, Mirian Morales, los Vanini-Salas, etc.) sino que no acepta que la prensa limeña pueda abordarlo para que le responda al país por esta sigilosa feria de tarjetazos. Para Vizcarra es mejor cerrar las puertas, autocomplacerse y regocijarse en el mundo perfecto de la adulación, allí donde los falsos demócratas se sienten cómodos.