Hoy celebramos el Día del Maestro. Lo hacemos en esta fecha desde 1953 en que fue instituido por el general Manuel A. Odría (1948-1956), que llevó adelante las construcciones de grandes colegios que en esa época eran consideradas una exageración. Con los años le dieron la razón pues en las décadas siguientes al sobrevenir las migraciones a Lima, las familias se esforzaban al máximo para que sus hijos alcanzaran una vacante en las llamadas unidades piloto del país como la Gran Unidad Escolar “Ricardo Palma” de Surquillo, donde estudié con grandes maestros. En realidad, Odría había decidido el 6 de julio para relievar que en esa misma fecha, pero de 1822, el libertador José de San Martín había fundado la primera Escuela Normal de Varones en el Perú. La justificada fecha en el Perú para homenajear a los profesores por su noble labor de complementar la formación de nuestros hijos en casa, difiere de la que en muchos países del continente se adoptó el 11 de setiembre de cada año, en recuerdo del día del fallecimiento del educador y presidente de Argentina, Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888). En efecto, había sido en el marco de la Primera Conferencia de Ministros y Directores de Educación de las Américas celebrada en Panamá en 1943 –gobernaba el Perú Manuel Prado Ugarteche (1939-1945)–, en que se decidió unificar la celebración en el continente en lo que sería el Día Panamericano del Maestro. La noble efeméride en el Perú también difiere de la instituida por la Organización de las Naciones Unidas para Educación, la Ciencia y la Cultura – UNESCO (1945), que la fijó el 5 de octubre como Día Mundial de los Docentes. Habiendo ejercido la docencia escolar –me inicié como auxiliar de educación–, casi por una década, vi de muy cerca y aprendí de su valioso trabajo en las aulas, y por ello, mi homenaje a los maestros del Perú, que, además, desde sus gremios, difundieron con el suscrito y por varios años, en todo el país, la posición peruana sobre la controversia jurídico-marítima contra Chile ante la Corte Internacional de Justicia, llegando a publicar después, textos muy didácticos para los escolares. El país sigue en deuda con ellos por su cuota patriótica para la victoria jurídica en La Haya.

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