GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

Somos la selección eliminada más feliz del mundo. ¡Arriba, Perú, carajo!”, dice un post que se ha hecho viral luego del triunfo ante Australia. Las tormentas de críticas de otros tiempos por los malos resultados quedaron en el olvido. A orillas del mar Negro, junto con los colegas “Tigrillo” Navarro y “Cachetada Solís”, coincidimos en que los hinchas han levantado en andas este proceso de la selección y existe más sensación que razón. Es cierto, la emoción dice que los seleccionados son ganadores y -ya se sabe- los ganadores siempre tienen todas las posiciones de relevancia.

Ante los australianos, por primera vez el aspecto de los resultados estaba totalmente divorciado de las aspiraciones de la gente. Muchos prefirieron abrazar la idea de la fiesta interminable en Rusia antes que confrontar el tema de que estamos eliminados.

Lo peligroso es que la mayoría está mezclando la euforia y el show con la realidad. Los 30 grados de Sochi invitan a ir a la playa. Cientos de peruanos estamos allí y se escuchan deseos, cantos y gritos que se imponen a la razón. “Nos vemos en Qatar”, “En el siguiente Mundial, llegaremos con más experiencia”, “En Qatar, clasificaremos a octavos”, dicen muy optimistas. Se están captando cosas y se proyectan como ciertas cuando son indemostrables. Es necesario combinar la idolatría de los hinchas con los rigores de la coyuntura de la selección, y a partir de allí ponerle objetividad y lógica al asunto.

Lo primero es asegurar la continuidad de Ricardo Gareca al frente de la selección. Hoy más que nunca, los futbolistas no necesitan tanto del aliento como de la orientación. Se ingresa a una nueva etapa. Esperamos que todo sea un trayecto de suma positiva que nos invite a conquistas mayores.