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¿Vendrá Nicolás Maduro a la Cumbre de las Américas del 13 y 14 de abril? No si hacemos algo para impedirlo. El Gobierno está atado de manos y no puede evitar una invitación de Estado ni, mucho menos, que el sátrapa y asesino, provocadoramente, responda que la acepta. El camino entonces es hacerle sentir al indeseable que su presencia aquí genera tanto repudio como César Alva Mendoza, el violador y autor de la muerte de la pequeña Jimena que seguirá vivo y mantenido con los impuestos de todos pese a que merece la pena de muerte. La idea es que sepa la copia fallida de Hugo Chávez que para los peruanos que él pise esta tierra es como contaminarnos con las 7 plagas del Apocalipsis, con las pestes más hediondas del planeta. El objetivo es que no olvide que, apenas baje al aeropuerto Jorge Chávez, encontrará en su recorrido una inmensa procesión de peruanos y venezolanos vomitando el desprecio que significa verlo, tenerlo, cobijarlo, darle de comer. Dejarle claro que su cercanía no solo ofende y mancilla, sino que da asco. Porque lo que hace Maduro con su país es delincuencia pura, es liderar una banda de asaltantes del poder que no tiene escrúpulos ni compasión, que puede matar con hambre y balas a su propio pueblo y que solo quiere para sí, para su entorno y sus compinches de las Fuerzas Armadas que lo ayudan a mantenerse, el boato, el dinero y el beneficio propio. Sí, defender a Maduro es como defender a Alva Mendoza. ¿O no viola y mata cada día? Lo indignante es que a ese sujeto lo van a avalar los supuestos defensores de los derechos humanos, de la legalidad y la anticorrupción, la ridícula mal llamada “reserva moral” del país. Que sepan Nuevo Perú y al Frente Amplio que amparar al tirano es como hacerlo con el miserable de SJL.