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Es muy grave que el congresista de Alianza Para el Progreso (APP), Richard Acuña, haya acudido personalmente a una reunión ante la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu) para tratar temas relacionados al licenciamiento de la Universidad Señor de Sipán, de la cual es apoderado, accionista y miembro del directorio.

Sin embargo, lo más delicado es que este congresista pretenda creer que los peruanos van a pasar por agua tibia su versión, esa que dice que como pidió licencia sin goce de haber para hacer tal “gestión” a favor de su empresa, acá no pasó nada irregular. Creemos que el conflicto de interés es claro, por lo que Acuña debería responder por estos hechos denunciados por el programa Panorama.

Recordemos que hace menos de un año, el congresista Acuña fue salvado por el Congreso de ser puesto en manos de la justicia para ser juzgado por haber falsificado una firma, a fin de apropiarse de un terreno en Trujillo, mucho antes de ser legislador. Sus colegas permitieron que su inmunidad parlamentaria le impida ser procesado junto a su hermana por una eventual violación a la ley que nada tenía que ver con su función legislativa.

Esta vez la cosa es muy grave y ojalá que ahora se actúe con justicia y no como en la oportunidad anterior, en que luego de sospechosas dilaciones por falta de quórum, Acuña salió airoso gracias a su inmunidad. Ahora estamos hablando de una situación en que se mezcla la función legislativa con la actividad empresarial, por más que el congresista haya estado de licencia por unas horas. ¿Haciendo negocios desde el escaño?