Después del narcotráfico y la trata de personas, la pesca ilegal es la tercera actividad ilícita más lucrativa del mundo y así lo demuestran las cifras. Uno de cada cinco pescados en el mundo es capturado por patrones ilegales que mueven alrededor de US$ 23 mil millones al año y, según cifras del Ministerio de la Producción, la pesca ilegal en nuestro país mueve US$ 500 millones anuales.
En efecto, para nadie es un secreto la existencia de plantas de harina ilegal en Pisco y en Chimbote que operan a vista y paciencia de las autoridades.
Como bien ha señalado Oceana, entre el 2012 y el 2016, se exportaron 68 mil TM de harina de pescado más que lo producido de manera legal. Esto representa en promedio 13 mil TM anuales de harina ilegal, necesitando 60 mil TM de anchoveta aproximadamente para ello.
Así, si estas toneladas de anchoveta se hubieran destinado para el consumo humano directo, como debió ser su destino, se hubiese podido distribuir a la población más de 100 millones de latas de conservas de anchoveta cada año, cosa que lamentablemente no ha ocurrido en perjuicio de todos los peruanos, en especial de los más vulnerables.
Por ello, si realmente queremos terminar con esta práctica, los gobiernos locales y regionales, en conjunto con PRODUCE y la Fiscalía, deberían convocar de inmediato a una mesa técnica para trazar una estrategia que convierta en acciones concretas la erradicación de estos patrones del mal.