La última encuesta de Ipsos sobre las preferencias electorales, da cuenta que George Forsyth continúa en el primer lugar (17%), aunque bajando un punto. En un país cansado de caudillos e iluminados y hastiado de promesas milagrosas, parece que la candidatura del exarquero aliancista genera entusiasmo. El problema, es que no aumenta las adhesiones, pese a que ha estado en campaña por más tiempo que la mayoría.
Si bien es cierto, a Forsyth le conviene que sus escoltas se desangren con ataques y agresiones, aún no presenta ideas fuerza en sus mensajes porque sus planes todavía están en proceso de construcción. Otra desventaja que tiene es que, según el mismo sondeo de Ipsos, las preferencias para su lista congresal son muy bajas, dejando ver que si el exfutbolista gana, no tendrá mayoría en el Parlamento, algo que ha sido muy nocivo, en los últimos años, para la gobernabilidad.
En segundo lugar aparece Keiko Fuijimori (8%), quien solo estará en condiciones de sumar si resuelve rápidamente lo que ha perdido en breve tiempo: confianza. Lo peor es que el 71% de encuestados por Ipsos estima que definitivamente no votaría por ella.
Luego siguen Verónika Mendoza y Julio Guzmán, ambos con 7% de respaldo. El problema para la candidata de izquierda es que a medida que se acercan las elecciones crece su discurso ideológico y se reduce el esfuerzo de darle a sus planteamientos una apariencia técnica. En tanto, a Guzmán se le atribuirán los aciertos y errores del gobierno de Francisco Sagasti y ello puede ser decisivo para el resultado final de su campaña.