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Felipe VI y su esposa Letizia Ortiz Rocasolano, los reyes de España, llegan hoy al Perú en visita de Estado por dos días. Aunque los monarcas de la península ibérica ya estuvieron en el Perú en calidad de príncipes del 23 al 25 de noviembre del 2010, visitando en esa ocasión la ciudad de Arequipa, ahora lo harán como reyes, y esa es la trascendencia histórica de tenerlos en el país. Para el presidente Martín Vizcarra también será la primera vez que en esa alta condición de jefe de Estado tenga un encuentro con su homólogo, el rey español. Más allá de nuestra vinculación histórica con España -nos trajeron idioma y religión y se produjo el sincretismo con los peruanos precolombinos que no se vio con los pieles rojas, comanches y apaches en Norteamérica-, en el momento actual está claro que la relación bilateral entre ambos países pasa por uno de sus mejores momentos. La llegada de los reyes al Perú coincide con el lanzamiento de la agenda del Bicentenario, que se acaba de realizar en todos los rincones de la patria. Debemos mirar a España como un aliado estratégico del Perú en su posición respecto de la Unión Europea. El Perú es un país que tradicionalmente ha tendido la mano a los demás actores de la comunidad internacional. Nos comportamos como perfectos anfitriones, y eso está muy bien. Así, recibimos un importante flujo migratorio español como consecuencia de la crisis económica que vivió Madrid en el 2008, y por supuesto que en suelo castellano contamos una de las más importantes comunidades peruanas en el exterior, llegando al 13% del total de connacionales en el extranjero, que son cerca de 3 millones de compatriotas. Gracias a España podemos ingresar a Europa sin la visa Schengen, lo que ha impulsado el turismo peruano hacia el Viejo Continente. De otro lado, en el ámbito penal, entre el Perú y España existe una vinculación muy dinámica, debido a que tenemos un tratado de extradición vigente desde 1994 y un acuerdo sobre traslado de condenados para cumplimiento de pena en su país de origen. Finalmente, las anteriores relaciones de colaboración, donde España nos apoyaba económicamente, han dado paso a las de coordinación, debido a nuestro crecimiento.