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Las declaraciones del cardenal Pedro Barreto sobre Fuerza Popular han generado una gran polémica en nuestro país. Para los que conocemos su trayectoria, no es novedad. El también arzobispo de Huancayo ha sido muy activo en temas sociales y además siempre ha tenido un protagonismo en la región Junín con sus opiniones en favor del medio ambiente y en contra de las injusticias y la corrupción, con un tenor claramente político.

Hay algo más. Algunos sacerdotes, pupilos de Barreto o simplemente miembros de la misma arquidiócesis, han intervenido en política, siendo candidatos o autoridades en el centro del país.

Por ejemplo, su discípulo Jorge Huamán, expárroco en Chilca y La Oroya, ha sido dos veces candidato a la alcaldía chilquense, en Huancayo, ubicándose segundo en ambas ocasiones. Todo hace suponer que en el 2022 afrontará por tercera vez el reto, ya que es el favorito para ganar. “Participo en la actividad política con el único propósito de buscar el bien común. La Doctrina Social de la Iglesia dice que esta es servidora de la salvación”, dijo el padre Jorge. “La sociedad, y con ella la política, la economía, el trabajo, el derecho y la cultura no constituyen un ámbito meramente ajeno, y por ello marginal y extraño al mensaje de salvación”, añadió.

Otro miembro de la Arquidiócesis de Huancayo llegó más lejos y fue gobernador regional de Huancavelica. Se trata del padre Salvador Espinoza, quien luego de su gestión volvió a su parroquia.

En las últimas elecciones regionales, otro sacerdote postuló a Huancavelica. Hablamos de Samuel Morán, quien quedó en tercer lugar con el 15.88% de los votos.

Como verán, en el centro del país no hay un rechazo a los religiosos que se meten en política. Y aquí nadie ha salido a protestar contra la opinión del cardenal del fujimorismo.