GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

Pensar que creatividad o innovación -que no es más que creatividad aplicada- es patrimonio de algunas personas “iluminadas” es una de las barreras más importantes que debemos derribar para fomentar una cultura abierta al cambio y a la evolución.

El secreto para ser creativos no es de estrellas individuales, sino de equipos de personas diversas, que aprenden a trabajar juntos, complementándose a partir de las fortalezas individuales, analizando un mismo reto desde diferentes ángulos y miradas. La ventaja de un equipo diverso es que podemos ver el mismo problema desde distintos ángulos. ¿Cómo podemos mejorar nuestra capacidad de mirar un mismo problema de diferentes maneras?

El método de los seis sombreros para pensar de Edward De Bono es una estrategia que nos puede resultar muy útil en el salón de clases. El método es sencillo: presentamos seis sombreros de diferentes colores que nos hacen pensar de determinada manera. Al colocarnos el sombrero blanco, nos concentramos en pensar solo con los datos que tenemos disponibles. El sombrero rojo nos invita a usar nuestra intuición, con énfasis en nuestros sentimientos. El negro nos hace concentrarnos en los aspectos negativos del problema que estamos investigando. El amarillo nos ayuda a pensar positivamente. El verde nos hace ser más creativos y soltar nuestra imaginación; y el azul es el que nos ayuda a sintetizar y llegar a conclusiones.

Podemos usar el método de los sombreros de De Bono para aprender a mirar un mismo problema desde diferentes ángulos, así como para identificar el tipo de pensamiento o análisis que nos resulta más natural. Para que este ejercicio resulte provechoso, es importante concebir al salón de clases como un lugar seguro donde todas las ideas sean bienvenidas y ninguna ridiculizada, por más extraña que pueda parecer. Recordemos que, en creatividad, una idea mala es mejor que ninguna. Después de todo, una mala idea puede ser un excelente punto de partida para nuestra siguiente creación.