GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

Mario Vargas Llosa acaba de ganar una portada en El Comercio con el titular “Yo creo que se está desjodiendo el Perú”. La respuesta, algo inducida por Raúl Tola, halla sustento en que existe “un movimiento muy sólido en favor de la democracia, de reformas profundas, pero hechas con la legalidad y con la libertad”. Entre líneas, aflora un apoyo del Nobel de Literatura a las últimas acciones del presidente Martín Vizcarra.

Además, si recogemos el cogollo de lo que ahora piensa el laureado escritor arequipeño, Santiago Zavala y ese brillante lead de Conversación en La Catedral que plantea ¿en qué momento se había jodido el Perú? han perdido escenografía, color. Y eso no necesariamente es así porque la avenida Tacna es la misma que en 1969 pasaba por sus ojos: caótica, gris, habitada por muertos vivientes, humeante y llena de trashumantes sin rumbo. Pero eso también es literatura, y muchas veces la literatura no tiene explicación.

MVLl, por lo demás, anda desatado y en un segundo impulso de exquisita lucidez. Su descripción del pulverizado Congreso de mayoría fujiaprista tiene ribetes extraordinarios: “(El Parlamento) era una vergüenza para el Perú, un Congreso de semianalfabetos, de pillos. Mi esperanza es que, en enero, cuando los peruanos voten por el nuevo Congreso, lo hagan mejor que la vez pasada, que lo llenaron, ya digo, de pillos y semianalfabetos”. Y se quedó corto.

Eso sí, es menester santiguarnos, porque los candidatos, presidentes o males menores a los que Vargas Llosa ha endosado su apoyo, han terminado por las patas de los caballos. “Mario, para lo único que sirves es para escribir”, le espetó Patricia, según confesión de parte. De peores Tiempos recios ha salido.