El subdirector gerente del Fondo Monetario Internacional, David Lipton, dijo hace poco que el Perú supo distribuir sus recursos para reducir la pobreza y que su futuro puede ser brillante. Parece que a la distancia, el panorama de nuestro país se ve mejor.

La realidad dice que desde hace años hay una transformación económica en el Perú y que su evolución es constante. Sin embargo, los nuevos tiempos exigen concordia y compromiso de unidad, que solo se construyen a través del diálogo. De lo contrario, el ruido político, las peleas, las agresiones e insultos solo traerán inestabilidad.

Y ese no es el único peligro. También preocupa la corrupción en las entidades públicas. El Sistema Nacional de Denuncias de la Contraloría recibió el año pasado 2 mil 368 denuncias sobre presuntas irregularidades en la contratación de bienes y servicios, gestión de los recursos humanos, ejecución de obras públicas y uso indebido de bienes del Estado.

La corrupción es un delito furtivo, nadie firma recibos. Todos tenemos la convicción íntima de que los personajes bajo sospecha son culpables, pero no podemos probarlo. Lo malo es que estos actos no permiten que el desarrollo económico de nuestro país marche de acuerdo a los deseos de la gente.

Por ello, el Gobierno está implementando una serie de medidas. Hace algunos días la coordinadora general de la Comisión de Alto Nivel Anticorrupción, Susana Silva, anunció que se luchará contra la corrupción con policías encubiertos. Se trata de agentes infiltrados en las entidades públicas para desbaratar las mafias. Así sea.

TAGS RELACIONADOS