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Ha muerto el rey del bolero, Lucho Gatica (1928-2018). El legendario intérprete del romanticismo latinoamericano ha partido a los 90 años de edad. Su época fueron los años 50, en que en el mundo solo se hablaba de paz y amor. En efecto, el género que le dio fama fue de la mano con la posguerra de 1939-1945, pues luego nadie quería hablar de conflictos sino de paz, no de odios sino de amor. Gatica llegó preciso y por eso triunfó en la época de los denominados años maravillosos que era el comienzo de la Guerra Fría. Es verdad que no fue el único. También fueron idolatrados sus coetáneos y no menos famosos: el ranchero e inmortal Pedro Infante (1917-1957), el tenor Jorge Negrete (1911-1953) y el compositor Agustín Lara (1897-1970), monumentos de la canción mexicana de aquel entonces y por cierto emblemáticas figuras de la Edad de Oro del cine mexicano, los dos últimos caídos rendidos ante la diosa del cine azteca que fue María Félix (1914-2002); sin embargo, Lucho Gatica fue el intérprete del bolero por antonomasia que contribuyó con los referidos mexicanos y otros como los cubanos Bienvenido Granda (1915-1983) y Olga Guillot (1922-2010), el portorriqueño Daniel Santos (1916-1992), y hasta el estadounidense Nat “King” Cole (1919-1965), a cundir el amor como regla en una sociedad mexicana nacionalista que por esos años hacía remembranza de la Revolución Mexicana (1910-1920). Sus interpretaciones “La Barca”, “Contigo a la distancia”, “El reloj”, “Sinceridad”, etc. fueron de la mano con su peculiar timbre de voz, que fue hecho para el bolero, encandilando a muchas generaciones. Nos visitó en 1953, cuando gobernaba el Perú Manuel A. Odría, y realmente entre nosotros fue un completo alboroto para las limeñas, que morían por conocerlo o quizá solamente tocarlo. Hasta la vida política peruana por ese entonces, concentrada en el asilo de Haya de la Torre en la Embajada de Colombia, cayó extasiada. Como muchos otros artistas sudamericanos -fue el caso de la extraordinaria argentina Libertad Lamarque (1908-2000) o, en los 80, la peruana Tania Libertad (1952)-, emigró a México, donde triunfó y donde acaba de morir viendo al mundo transformarse.