La semana pasada intentó calentar un poco la alicaída campaña electoral con la publicación de las primeras encuestas y no lo consiguió. Lo que sí logró fue revelar que, según el sondeo elaborado por CPI para RPP, más del 50 % de electores no ha decidido su voto y el 19 % se plantea votar blanco o viciado.

Si esto se mantiene hasta las elecciones del próximo domingo, los votos válidos adquirirán un doble valor y se crearán escenarios como los mostrados en el mencionado sondeo donde las agrupaciones que ocupan el primer y el segundo lugar en la intención de votos pasan de tener 4 % y 3.2 % de los votos emitidos a sumar 14.8 % y 11.8 % de los votos válidos.

¿Cómo lo evitamos? Pues votando.

El voto blanco o viciado es un derecho, una manera de alzar la voz que tienen muchas personas que sienten que el actual sistema no los representa. Pero en estas circunstancias, donde se puede distorsionar la voluntad popular, solo queda una salida y es la de revisar las listas presentadas y tratar de elegir al candidato o candidata más afín a nuestras ideas, para poder exigir resultados sabiendo que están en el Congreso porque nuestro voto los puso ahí. Aún queda una semana para decidir por quién votar. Luego no nos quejemos.