GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

La fundación del Partido Popular Cristiano un día como hoy, hace 52 años, por el centenario Luis Bedoya Reyes, me sirve de pretexto para decir unas breves líneas sobre uno de los más notables miembros de la clase política peruana contemporánea, que durante su activa vida partidaria mostró el carácter que en muy pocos he visto en la historia de nuestra vida nacional. En la única oportunidad de verlo muy de cerca y lograr platicar buenos minutos con él en la embajada de la República Popular China -era octubre de 1998-, le dije a Bedoya “usted debió ser presidente del Perú, el presidente de lujo que los peruanos nos perdimos”. Estaba claro que el “Tucán”, como lo apodó el genial Sofocleto, esa frase ya la había escuchado antes y seguramente en montañas de veces, pero quise decírselo advirtiéndole que me excusara por ser uno más. Su fineza -ya estaba en el retiro de la política peruana- no tuvo límites y platicamos sueltamente. Le recordé que mi niñez estuvo muy cerca de su enorme figura. Mis abuelos lo trataron como a doña Laura, su esposa, y fue admirado por mi padre y por todos sus hermanos. Todavía recuerdo que entre marzo y abril de 1980 -tenía apenas 12 años de edad-, lo escuché -cruzando desde mi barrio surquillano- con retórica furibunda y grandilocuente en la antigua sede partidaria del PPC en la Av. Ricardo Palma, en Miraflores, flanqueada por el exclusivo restaurante Vivaldi y la sonada y hoy extinta panadería Elio Tubino. Bedoya decía las cosas directas, de frente y sin rodeos. Esa fue la magia de su éxito, aunque había a quienes no les gustaba el tono de su verbo, siempre respetuoso pero con inocultable fino sarcasmo y lo más importante: sin insultar a sus rivales u opositores. Visionario por antonomasia, fue el estadista que nos perdimos. Siempre he creído que si construyó la Vía Expresa, qué otras grandes cosas para el país tendría en mente. Sin ser un hombre de derecha -tampoco soy de izquierda-, voté por él todas las veces que pude verlo en la contienda política. Bedoya pertenece a la casta de notables de la política peruana y latinoamericana que ya no hay. A sus casi 100 años de edad es el auténtico PATRIARCA DEL BICENTENARIO.