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Entre las muchas tareas pendientes para el año 2019 en el Perú está la de combatir frontalmente la minería ilegal en regiones como Madre de Dios, donde no solo se destruye la flora y la fauna, sino también se explota sexualmente a menores de edad en bares y cantinas de mala muerte que nadan en cerveza, tal como lo demostró Gabriel Arriarán en su trabajo Los cuadernos del Embassy’s, uno de los cinco finalistas del Gran Premio Nacional de Periodismo 2018, del que fui jurado.

Los efectos de la minería ilegal, esa que no combate ninguno de nuestros “ambientalistas” transformados ya abiertamente en políticos, son devastadores. Lo más grave es que todas las autoridades saben qué ocurre en zonas como La Pampa, cómo se explota a las menores en esos bares que nadie interviene, cuánta gente es esclavizada laboralmente y el número exacto de hectáreas de bosques que se depredan, pero poco o nada se hace.

Un trabajo como el de Arriarán, publicado en el medio digital Frontera Pirata o las imágenes captadas desde el aire que hace poco ha comenzado a difundir la Fuerza Aérea del Perú (FAP), nos muestran la magnitud del drama humanitario y ecológico que ocurre en Madre de Dios, donde en el 2018 se han asesinado, además, a tres efectivos de la Policía Nacional. El 2019 tiene que ser el año en que se ponga atención a todo lo que ahí sucede.

Madre de Dios tiene que comenzar a ser importante para el Perú. ¿O es que los lingotes de oro sucio saben comprar a quien sea necesario para nada cambie? Soñamos con entrar al exclusivo club de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), pero tenemos los prostibares en la Interoceánica. Queremos jugar en las grandes ligas de los chicos bien de la economía mundial, pero todos los días vemos camiones con químicos que matan ríos y bosques.

La minería ilegal y sus efectos colaterales merece la atención de los peruanos comenzando por el Estado, pero también de los privados, de la sociedad civil, de los llamados “defensores de los derechos humanos”, de los medios, de todos. Qué más se necesita saber para actuar con voluntad política y energía a fin de erradicar esos bolsones de criminalidad, que son un monumento a la indiferencia y a lo mucho que nos falta crecer como país.