Nada más cantado que el fracaso de la Cumbre sobre Cambio Climático o COP 25 que acaba de culminar en Madrid. No es que lo quisiéramos pero el decurso de las actuaciones internacionales de los Estados poderosos del planeta que en buena cuenta son los Estados más industrializados del globo, lo confirman. Estados Unidos de América y la República Popular de China, los dos países que en conjunto acumulan más de 55% de gases contaminantes de efecto invernadero, vuelven a mostrar su preclara indiferencia de siempre. La mayoritaria comunidad internacional los imputa responsables pero Washington y Beijing se muestran inmutables y miran con desprecio ecuménico las imploraciones de la población mundial ante la avalancha de evidencias que constituyen una seria amenaza a la normalidad climática. Son muchas décadas que las naciones vienen lidiando para evitar la consumación de un planeta que podría entrar en una seria fase de involución pues en realidad no hay consciencia social internacional del cuidado del medio ambiente más allá de los buenos esfuerzos hasta ahora producidos. El desarrollo de las tecnologías ha contribuido a un mundo más modernizado, eso es verdad, pero también lo es que ha sido indiscriminado el proceso de contaminaciones medioambientales. A la luz de todo lo llevado adelante por la comunidad internacional en los últimos 40 años, no existe por los Estados políticas integrales para la conservación del medio ambiente, el cuidado del ecosistema y la pervivencia de la biodiversidad, que son los pilares que deben ser preservados por todas las naciones del mundo. Tampoco vamos a avalar a la mezquindad pues en más de 2000 años la comunidad internacional ha mostrado cambios importantes y trascendentes en la idea de conservar el medio ambiente en las mejores condiciones, nada más que los impulsos no lo hicieron los países poderosos, es la verdad, sino los denominados Estados del Tercer Mundo, luego llamados países No alineados. Cuando sobrevino el auge de los avances en plena centuria anterior, el mundo creyó haber llegado a un momento importante de su evolución pero no fue así. En definitiva, la COP 25 es un fracaso pues no ha logrado su cometido: reducir la contaminación.